Tan fuerte, tan cerca (Extremely Loud and Incredibly Close)

(Dirigida por Stephen Daldry – USA 2011)

La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.

François Mauriac

Thomas Schell (Tom Hanks) se encontraba en una de las torres gemelas en aquel Setiembre del año 2011. Era un hombre bueno, con dedicación al trabajo y amor por la familia: su esposa Linda (Sandra Bullock) y su pequeño hijo Oskar (Thomas Horn). Al morir dejó una profunda tristeza en esos corazones que tanto lo querían, en especial el de Oskar. El muchacho, trata de superar lo que ha ocurrido en su vida buscando hacer aquellos actos que le gustaba realizar con su padre, como por ejemplo investigar frases o preguntas de significados ocultos. Por esas cosas de la vida, encuentra en el armario de su padre, escondido en un jarrón, un papel escrito con la letra del finado que dice “Black” acompañado de una llave. A partir de ese momento, convierte cada uno de sus días en una búsqueda intensa de aquella persona que se apellide Black, viva en New York, conozca a su padre y le explique finalmente la relación con su padre y la llave. ¿Encontrará Oskar la explicación tan deseada?

“Tan fuerte, tan cerca” tiene sus mejores momentos en los flashbacks con la actuación de Tom Hanks. Reafirmando siempre por qué es uno de los mejores actores de los últimos 30 años. ¿Por dónde pasan sus méritos? Porque transmite emotividad en sus papeles. Habría que añadir la actuación excelente, aunque secundaria, del gran Max Von Sydow quien realiza el rol del anciano que al relacionarse con Oskar, lo hace reflexionar y comprender la muerte de su padre y el consiguiente drama de su madre.