(Dirigida por Joachim Trier – Noruega, 2011)
Beber es algo emocional. Te sacude frente a la estandarización de la vida de todos los días, te lleva fuera de eso que es lo mismo siempre. Tira de tu cuerpo y de tu mente y los arroja contra la pared. Tengo la impresión de que beber es una forma del suicidio en la que se te permite regresar a la vida y comenzar de nuevo al día siguiente. Es como matarte a ti mismo y después renacer. Creo que he vivido diez o quince mil vidas ahora.
CHARLES BUKOWSKI
La película comienza con numerosas voces en off recordando Oslo… Después, la imagen de un hombre asustado y confuso sentado a los pies de la cama… Es Anders (Anders Danielsen Lie) y mira de reojo a la mujer que allí duerme.
Un nuevo día, una ventana que se abre. Y nuestro protagonista caminando. Una autopista, un campo, un bosque, y finalmente, un lago. Un montón de piedras en el bolsillo… un primer intento de suicidio.
Anders acude finalmente a la reunión que tiene con otros drogadictos y alcohólicos en el centro de desintoxicación en el que está ingresado. Lleva diez meses limpio. Comentan ese vacío. Esa oscuridad. Y en su salida, la droga, ese alivio. Y cuentan lo que todos quieren oír: “Te quiero, Anders. Te perdono”.
Anders viaja después a Oslo para una entrevista de trabajo. Aprovecha para visitar a su amigo Thomas (Hans Olav Brenner). Es un encuentro tremendamente árido. Lleno de silencios que quieren contarnos cosas. Lleno de miradas que van cargando poco a poco la atmósfera. “Recaer no es una opción. Es un acto reflejo” responde Anders a los reproches encubiertos de Thomas. Y continúa diciendo “Tengo 34 años y no tengo nada”. “Tienes un cerebro” le recuerda Thomas en un intento de rescate. “Tengo un infierno” parece concluir Anders.
Llegada la noche, llega “ese vacío”, llega “esa oscuridad”. Y finalmente, “ese alivio”.
A partir de una libre adaptación de la novela “Fuego fatuo” de P. D. La Rochelle, el director noruego, primo lejano de Lars Von Trier, nos muestra la realidad de una enfermedad como es la adicción. Seres extraviados, que no supieron esquivar la tentación, ni después el golpe. Seres frágiles, que quizá en un principio lo tuvieron todo, como nuestro protagonista, aunque no sepamos muy bien, como él, qué es ese “todo”.
No vemos, pero intuimos, a familiares, parejas y amigos asustados y fracturados. No escuchamos los gritos, ni las mentiras… ni los miedos, ni la desesperación. Pero está todo ahí. En nuestras ficciones y en nuestro mundo. Se agradece la valentía y la honestidad del cineasta, aunque esta vez, no haya dejado lugar para la esperanza en una hermosa noche de verano.
Información del Autor: MAR GÓMEZ HORTELANO es licenciada en Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Madrid. Interesada por la relación entre la literatura y el cine cursó los doctorados de Historia del Cine y de Literaturas Hispánicas y Géneros Literarios respectivamente. Su pasión por la traducción y la cultura escandinava ((feelscandinavia.blogspot.com)) le ha llevado a especializarse en literaturas y cinematografías nórdicas colaborando actualmente en varios medios.
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