La noche es nuestra (We own the night)

(Dirigido por James Gray  – USA 2007)

Brooklyn, New York, Año 1988. En el Club “El Caribe” suena Blondie y su “Heart of glass”. La gente lo pasa muy bien, el local se encuentra lleno. El Gerente es Bobby Green (Joaquin Phoenix), un tipo detallista que sabe la importancia que se debe dar en el servicio al cliente. Con su novia Amada Juarez (Eva Mendes) se profesa un amor a prueba de todo.

Dicen que en la vida todos los seres humanos tenemos un secreto, uno solo. El secreto de Bobby es que su verdadero apellido es Grusinsky, por lo cual su padre es el capitán de policía Burt Grusinsky (Robert Duvall) y su hermano el capitán Joseph Grusinsky (Mark Wahlberg).

No habrían problemas de no ser que su hermano, recientemente ascendido y derivado al equipo de narcóticos, conversa en una reunión con Bobby (la oveja negra de la familia) para que le brinde información acerca de un malandrín de nombre Vadim Nezhinski (Alex Veadov), el cual se encuentra traficando drogas y acude al club que Bobby administra.

Bobby se niega a ser informante. Su padre, que ha presenciado la conversación, le dice a su hijo que llegado un momento va tener que elegir entre unirse a ellos (los policías) o unirse a los traficantes. Bobby se sonríe, no responde nada. Lo que no sabe es que en efecto más temprano, que tarde, tendrá que tomar esa decisión. 

“La noche es nuestra” es una muy buena película de James Gray (el mismo director del maravilloso filme “Los amantes”). De principio a fin nos ofrece una historia que te pega al asiento. Dos hermanos que son tan diferentes, tan opuestos pero que tienen algo en común, un apellido que los une, que los diferencia del resto. Por más peleas que puedan tener, ellos son hijos del mismo padre, un hombre que les dio valores para la vida, para que no sean escoria, sino un buen ejemplo para la sociedad.

La película tiene muchos momentos emotivos, los mejores, sin duda, tienen el sello de Joaquin Phoenix. Este actor merece un aplauso, es genial.