Son las cuatro de la tarde de un sábado o de un domingo cualquiera. Nada que hacer. Zapeo sediento de alguna sorpresa cinéfila. Tres o cuatro minutos, no más, son la exigente oferta que mi paciencia ofrece a las diferentes candidatas. Si tuviera que apostar por una película capaz de llamar la atención de cualquiera en un momento así, incluso en sus … [Leer más...]