“… Sus ojos refulgían, repitió mi padre, concentrado, las manos en el timón. Sus ojos me miraban como nunca nadie me había mirado. Y entonces mi respuesta, mi respuesta interna, era sobre todo de agradecimiento. Agradecimiento porque sabía que esa era una mirada como de bondad, una mirada que demostraba que valía la pena seguir vivo, que aunque … [Leer más...]