Del amor y otros demonios

(Dirigida por Hilda Hidalgo – Costa Rica/Colombia 2009)

Ella le preguntó por esos días si era verdad, como decían las canciones, que el amor lo podía todo. «Es verdad», le contestó él, «pero harás bien en no creerlo».

Sierva María (Eliza Triana) es una muchachita curiosa que vive en la época colonial sudamericana. Por esos azares del destino es mordida en el pie por un perro que tiene la enfermedad de la rabia. Este mal no tiene cura, lo cual hace pensar que la niña también puede indisponerse y morir en cualquier momento. Eso no ocurre y su padre el Márquez de Casalduero (Joaquín Climent) piensa que quizá su hija lo que tiene es encontrarse poseía por el demonio. El Obispo  de la población (Jordi Dauder) alienta esta idea y provoca que la muchacha sea encerrada en un convento con monjas. Ordena, también, que el sacerdote Cayetano Delaura (Pablo Derqui) sea el que se haga cargo de la muchacha con el propósito final de exorcizarla más adelante. Contra todo pronóstico, entre Cayetano y Sierva María nace el sentimiento más poderoso del mundo: el amor.

La directora Hilda Hidalgo convierte el excelente libro de Gabriel García Márquez en una poesía, eso es este filme poesía pura y delicada, erotismo en imágenes y en nuestros sentidos. Se centra en la historia más que en detalles, busca sacarle el jugo al libro y lo logra. Pienso en lo complicado de sacar adelante una adaptación de esta obra de Gabo, sin embargo ayuda no solamente la fina mano de la dirección sino contar con un reparto de actores comprometidos, desde la bella Eliza Triana hasta el reflexivo  y apasionado Cayetano.

El final de la película es inolvidable, tanto así que uno no se quiere despegar de seguir viendo hasta el último crédito final. La música que invade la sala de cine es sencillamente magistral. Hay que hacer hincapié que esta gran banda sonora fue compuesta por Fidel Gamboa.  Música intimista, minimalista y melancólica como leí alguna vez, ese es el cierre perfecto para el filme.