Chocolat

(Dirigida por Lasse Hallstrom – USA/UK 2000)

“El cacao puro con una pizca de ají era bebido por los antiguos Mayas en sus ceremonias religiosas. Los Mayas creían que el cacao tenía el poder de revelar anhelos secretos y de revelar destinos”.

A una pequeña aldea de la campiña francesa llega, en un día de invierno, Vianne Rocher (Juliette Binoche) acompañada de su pequeña hija Anouk (Victoire Thivisol). Ambas son como un par de nómades que se trasladan de lugar en lugar llevando siempre consigo los secretos que encierran los deliciosos postres de chocolate que preparan. Vianne es capaz de adivinar qué tipo de chocolate le puede gustar a cada persona, solo con el hecho de mirarla. Anouk si bien tiene la edad corta, conocer el mundo le da maña suficiente para poder enfrentar situaciones inesperadas con ciertos adultos.

Les iría de maravillas, de no ser porque el Conde de Reynaud (Alfred Molina) ve con malos ojos a la Rocher por ser atea en un pueblo donde todos son católicos. Como él tiene las atribuciones de alcalde, decide boicotearla hablando pestes a los pueblerinos acerca de esta mujer. Rocher en vez de agachar la cabeza, decide enfrentarlo con la mejor arma que tiene a su alcance: su talento para endulzar la vida a las personas con el chocolate.

Los mejores momentos de Chocolat llegan a partir del instante en que el personaje de Juliette Binoche le cuenta a su hija un cuento sobre la historia de los abuelos y el cacao, ahí escuchamos la historia de los mayas y como podían ayudar a los demás a través de los granos de esta planta. Entendemos también porque ambas siempre están yendo de pueblo en pueblo (comparten la magia del cacaco), sin embargo notamos que a pesar de los problemas que tienen en el nuevo lugar parecen haberle agarrado cariño y querer quedarse ahí.  La aparición de Johnny Depp en escena le da ese toque romántico a la película que tanto le faltaba inicialmente.

Puntaje: 6/10