(Dirigida por Vincent Gallo – USA 1998)
Buffalo’66 no es más que la historia de Billy Brown. Un tipo pesimista, gris que calza unas desgastadas botas rojas mientras recorre los fríos alrededores de Buffalo. Un alma solitaria y triste. Un perdedor que se ha equivocado tantas veces que es capaz de convertir un acierto en otro error. Un fracasado egocéntrico que disfraza su vida para no enfrentar una realidad desoladora.
Invierno. Buffalo, Nueva York. Billy Brown (Vincent Gallo) sale de la cárcel después de haber pasado cinco años encerrado tras perder una apuesta en la final de la Super Bowl. Libre, debe hacer varias cosas, entre ellas matar al jugador de fútbol al que culpa de su desgracia. Pero, primero, tiene que visitar a sus extravagantes padres (Ben Gazzara y Anjelica Huston) quienes desconocen su situación y creen que es un hombre de éxito que trabaja para el Gobierno y que está felizmente casado con una bella mujer. Desesperado, entra en una academia de baile para usar el servicio, y secuestra a Layla (Christina Ricci), una joven estudiante de danza a la que obliga a hacerse pasar por su esposa.
Buffalo’66 es una película con bastantes señas biográficas y supone el debut como director de Gallo quien, además de dirigir y protagonizar, escribe el guión y compone la música original como buen hombre-orquesta. Una cinta con tintes de drama y comedia a partes iguales. La actitud egocéntrica, despectiva y fría de Billy Brown en una historia casi anodina repleta de recuerdos de la infancia cargados de rencor, contrastan con unos diálogos irónicos y divertidos protagonizados en su mayoría por los Brown. Un cóctel que la convierte en una de las mejores películas del cine independiente americano, sobre todo por su estética minimalista, granulada, sucia, maravillosa. A ello, se le deben añadir, los fundidos en negro durante la comida, los primeros planos, los intermedios musicales y la sorprendente secuencia de la bolera donde Layla baila claqué mientras suena Moonchild de King Crimson. Aunque, sin duda, la escena más hipnótica es la de la habitación del motel en la que Billy deja de luchar consigo mismo y se desnuda, por primera vez, ante otra persona sucumbiendo al amor y permitiendo que la magia emerja de la pantalla.
Una cinta que, para muchos, puede parecer pretenciosa, de un narcisismo exacerbado, pero que en cambio, no es más que un desgarro… Una flor arrancada con violencia de la tierra.
Información del Autor: Yurena Guillén, escritora y cinéfila. Estudió Derecho en la Uned. En 2011 publicó su primer libro Escritura Ligera, un recopilatorio de metaficciones. Su blog Y un día más desperté sola en estas sillas blancas tiene el mismo título que una fotografía Francesca Woodman, su principal referente artístico. Le gusta el cine independiente y de culto, la música de Elvis y la poesía de Anne Sexton.
Cristina dice
Hola David! Conozco la película, la ví, hace buen tiempo ya.
Está muy interesante, el actor interpreta muy bien el persnaje que por momentos parece tener unas expresiones bastantes locas.
Te dejo un abrazo, bonita noche.
Humberto dice
Me gustó la propuesta, voy a ver si la consigo para este fin de semana.
Un abrazo, David.
HD
Mari-Pi-R dice
No la conozco o no la recuerdo, pero puede ser interesante.
Gracias por traerla, una feliz semana.
Luna dice
«Una flor arrancada con violencia de la tierra.» Ufffffff, ahí nomás me intriga la peli.
Saludos, David. Buenas tardes.
Margari dice
No conocía esta película, pero tras esta fantástica crítica no me queda más remedio que verla. ¡Gracias Yurena por la recomendación!
Besotes!!!
plared dice
Como dices, una película desgarradora, de diálogos hirientes y a la vez irónicos con una atmósfera sumamente atractiva y decadente en su suciedad. Muy buena muestra del cine mas independiente americano y una que merece si duda el calificativo de culto. Muy buena reseña también, tan corta como certera. Felicidades y cuídate.
carlos augusto pereyra martínez dice
La escena con la familia es muy particular. Uno como espectador siente el fastidio de sus padres. Las situaciones en el motel, hilarantes. Billy, un personaje sin ángel, pero que agarra al espectador, que espera y no espera nada de la errancia del protagonista. Saludos. Carlos