Recuerdo que allá por el año 1999 me encontraba afuera de un salón de clases en la Universidad hablando sobre las pajas con dos amigos. Les comenté que yo no me la corría porque practicaba natación. Uno de ellos no pudo dejar de reír y el otro sonrió y dijo que la paja era un mecanismo de relajamiento. Al rato se puso a contar una anécdota suya en la que él se encontraba tiempo sin pajearse y una tarde así inesperada, estaba un tanto caliente, así que decidió botar la calentura. Se la corrió de tal forma que salió un taco que ya parecía una piedra (según sus palabras). Una piedrita blanca. La manera como contó su experiencia hizo que tanto mi otro amigo como yo explotáramos de risa. A este punto quería llegar ¿cómo clasificamos los chistes? Están aquellos que tienen un chiste que han leído o les han contado y ellos te lo narran a ti. Otros surgen de la experiencia propia y el contador de chistes los adapta y cuenta. Otros son los espontáneos, aquellos que te cuentan algo de pura inocencia suya y uno termina partiéndose de la risa.
Es fácil preguntar ¿qué nos hace reír a los peruanos? pero tendría el sesgo de charlar sobre mi experiencia limeña. Sin embargo cae de peso saber qué provoca un estallido de risa en los demás departamentos del país. Más allá de este punto volvamos a hablar y solo decir comedias peruanas. ¿Tenemos una identidad de cine de comedia peruano? ¿Tenemos ese algo que uno diga: ah esa peli es peruana? No. Revisemos las comedias peruanas de los últimos 40 años. Es cine de autor siempre. Y ojo eso distingue al Perú del resto de países, más allá de que sean comedias o dramas o suspenso. Ejemplo: Yo veo una película X y de inmediato sacó que es argentina… por el estilo. Los argentinos ya hace tiempo llegaron a ese punto. Otro ejemplo: Los mexicanos entre mediados de los 30s y fines de 60s llegaron a un nivel altísimo de cine. Uno ve películas mexicanas de esa época y de inmediato piensa: esa es una cinta mexicana de la época de oro.
Siempre he dicho que la mejor película peruana ha sido “Bajo la piel”. Una película de suspenso que agrupa el drama, romance, inclusive algo de comedia en un contexto que muestra mucho de cómo somos los peruanos. Es una película que nos desnuda por eso siempre la recomienda tanto aquí a mis compatriotas como a los extranjeros. La pregunta es: ¿Deberíamos buscar una identidad de cine peruano? O sea que a cualquier lugar que vayamos y mostremos una cinta, la gente piense de inmediato que es peruana. ¿O más prioritario sería continuar haciendo un cine autor? Tal vez ninguna de estas preguntas podría interesar si el objetivo es solo hacer una cinta para pasar el rato. Lo cual tampoco es el caso peruano, hasta la película más entre comillas mala que los críticos destruyan siempre tiene ese algo que te deja meditando y te hace creer que hay un pequeñísimo porcentaje en cada película peruana con una identidad nuestra. Solo hay que hacerla aflorar a un 50, 60 o tal vez 100%.
Información del Autor: David Elías Cotos Espinoza (Lima, 1978). Estudió Economía en la UNALM. Ha formado parte de dos Antologías de cuentos en Argentina, una publicada el 2006 en Lanús y otra el 2015 en Buenos Aires. En Perú publicó un libro de cuentos titulado «Una mujer sin historia» bajo el sello de Editorial Casatomada. Desde el 2007 escribe una serie de blogs sobre cine, entre los que destaca “Cine para usar el Cerebro”, con el cual el 2012 gana en España el Premio Internacional a Mejor Blog de Cine y Televisión organizado por el Diario 20 minutos. Recibe también la Marca Perú (licencia de uso) por el Proyecto Observando Cine. Ha publicado siete libros en Amazon, convirtiéndose “El amor es como un pan con mantequilla” el de mayor suceso (Best Seller Abril 2013).
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