Ocho Apellidos Vascos

(Dirigida por Emilio Martínez Lázaro –España, 2014)

 “La risa,

ella sola ha socavado más túneles útiles

que todas las lágrimas del mundo”

Julio Cortázar

Dicen algunos españoles que hay que ser vasco para entender los chistes, dicen algunos extranjeros que hay que ser al menos español para reírse con la película. Pero yo recuerdo lo que me reí hace unos años en el estreno de Bienvenidos al Norte (Dany Boon, 2008) y créanme, una no tiene nada de francesa. Claro, que a lo mejor, una es de risa fácil.

Sea lo que sea, la realidad es que Ocho apellidos vascos está obteniendo  en España un enorme éxito, y que tras varias semanas liderando la taquilla de forma imbatible, se ha convertido en la película española más vista de la historia en número de espectadores, con 6,5 millones de entradas vendidas y más de 38 millones de euros de recaudación. Claro, que a lo mejor, su público es también de risa fácil.

Rafa (Dani Rovira) muy metido en su papel de joven señorito andaluz, vive tranquilamente rodeado de todo lo importante en su vida: su Sevilla, su Betis, su gomina, y como no, sus mujeres. Esta tranquilidad se ve alterada por Amaia (Clara Lago) a ratos quizá demasiado contenida, interpretando a una chica vasca que se resiste una y otra vez a los encantos del sevillano.

En pro de esta conquista entran en juego Koldo (Karra Elejalde) enorme en su papel de suegro, y el saber hacer de la actriz española Carmen Machi, bordando siempre sus papeles en el género cómico.

Cuenta Elejalde  que “es muy difícil formular las razones por las que una película logra tanto éxito. Nosotros no somos albañiles que colocamos ladrillos, los actores nos pasamos la vida trabajando con incógnitas y despejamos ecuaciones a ver si sí o si no. En este caso sonó la flauta. Es cierto que había un gran equipo. Carmen Machi, Dani Rovira, y uno que también tiene el culo pelado en esto, pero muchas veces eso no basta”.

Sea lo que sea, lo cierto es que Ocho apellidos vascos sorprende al espectador con un arranque enérgico dominando a la perfección el arte de la réplica, todas divertidísimas y despiadadas. Una farsa costumbrista en definitiva, eficaz, quizá oportuna pero valiente, y que pese a su estilo convencional, consigue hacer funcionar al reparto, unos diálogos brillantes, un buen sentido del ritmo, y un enredo ágil, quizá pidiendo un final algo más desmadrado, pero no somos franceses.

Contaba la escritora Carmen Martín Gaite que había dos formas de ponerse a leer: una serena y otra impaciente. Cuando nuestros humores se mantienen en un equilibrio más o menos estable, entramos en la obra dispuestos a que nos cuente lo que buenamente quiera, no le forzamos a que ella entre en nosotros y acierte con el resquicio exacto por donde pueda inyectarnos consuelo. Simplemente le escuchamos. En estas ocasiones, la cosecha de la lectura, cuando vale la pena llamarla así, no está alterada por ninguna granizada intempestiva y somos capaces de recoger el fruto y de guardarlo en nuestros graneros con vistas a aprovecharlo algún día. Es la postura correcta frente a los libros, como frente a las personas (como frente a las películas): NO acudir a ellos con exigencias preconcebidas y abandonarnos a lo poco o a lo mucho que nos den. Así pues, pasen y rían. 

Información del Autor: Mar Gómez Hortelano es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid. Siendo una apasionada en la relación entre literatura y cine, cursó los doctorados de Historia del Cine y de Literaturas Hispánicas y Géneros Literarios, respectivamente. Colabora desde 2006 en varios medios como crítica cinematográfica y literaria, y recientemente se ha estrenado como narradora en las antologías de microrrelatos “On the road” (2012), “La novela negra” (2013) y “Julio Cortázar. Homenaje” (2014).

Podemos encontrar algunos de estos textos en su blog CINERATURA http://margomezhortelano.blogspot.com/