El evangelio de la carne

(Dirigida por Eduardo Mendoza de Echave – Perú 2013)

Narciso (Sebastián Monteghirfo) es el líder de una barra de fútbol cuyo nombre es “Los Húsares”. Asistir a los partidos de su equipo favorito implica una importante coordinación previa entre los miembros de la barra, en eso es muy bueno así como en motivarlos para que no paren de alentar. Es camino a uno de los partidos que su hermano menor (Emanuel Soriano) tropieza con un tipo y provoca que este caiga a la pista y sea arrollado por un vehículo. La justicia dispone que el muchacho vaya a un reclusorio para en un futuro cercano su destino sea la cárcel. Narciso, entonces, busca un abogado para demostrar que lo de su hermano no fue hecho a propósito, que solo huía de la barra rival pero se chocó con aquel infortunado tipo circunstancialmente.

Félix (Ismael Contreras) un chofer de transporte interprovincial solo tiene un deseo: suicidarse. En el pasado estuvo en la cárcel, en el presente su mujer lo ha abandonado, por su mente ya no hay razones para seguir adelante. Una de las hermanas (Ebelin Ortiz) de una cuadrilla del Señor de los Milagros lo encuentra a Félix en su peor momento y le tiende la mano. Este encuentra una razón para seguir viviendo: una posible incorporación a la hermandad del Señor de los Milagros.

Gamarra (Giovanni Ciccia) es un policía cuya esposa (Jimena Lindo) tiene una enfermedad extraña, de esas que las personas empiezan a deteriorarse progresivamente y la ciencia médica no sabe qué acción tomar. En el hospital no dan con la enfermedad y en la clínica para realizar estudios y realizar intervenciones se necesita de dinero. Gamarra lo que necesita son dólares, es en este punto que su vida se cruza con la de unos sujetos llamados Narciso y Félix.

“El evangelio de la carne” es una muy buena película que se encuentra actualmente en cartelera. El director mezcla pasado, presente y futuro de los protagonistas sin que el espectador se pierda, todo lo contario esta fórmula le agrega emoción e incertidumbre al filme. La actuación de Monteghirfo, Contreras y Ciccia es meritoria porque se compenetran con sus personajes, los viven a tal punto que uno como espectador se sobrecoge.

El realismo de la película es lo que engancha. La ciudad de Lima es mostrada en sus aspectos más oscuros. Pero ojo esta oscuridad es producto de las acciones de personas, no es que aparece de la noche a la mañana. Es un reflejo del mundo en el que vivimos actualmente, la gente quiere todo rápido, en especial el dinero y algunos son capaces de todo en nombre de este motivo.

Quiero terminar el presente artículo resaltando que hasta este momento que escribo estas líneas, todas las películas peruanas que he visto este año han sido de sala semi llena a llena y con espectadores conmovidos (siempre los miro y me encanta escucharlos). Además de las historias tratadas, también hay un tema de directores y actores, este dúo está funcionando empáticamente, siendo esta una de las razones principales para los resultados exitosos vistos en pantalla.