(Dirigida por Carlos Sorín – Argentina 2012)
Marco Tucci (Alejandro Awada) viaja en su vehículo a la Patagonia. Es un tipo tranquilo, paciente, uno lo ve y te da paz. Puerto Deseado es el lugar específico donde se queda a pasar los días, tiene 3 objetivos: El primero es relajarse porque viene de un pasado como alcohólico. El segundo es encontrar a su hija Ana (Victoria Almeida) a la cual no la ve desde ya hace buen tiempo. Y el tercero, y último, es pescar tiburones (no habiendo él nunca cazado ni un tiburón en su vida).
Tucci no necesita hablar para expresar todo con sus ojos y su rostro. Es como un libro abierto. Conoce gente a la que cae bien de inmediato, pero él lo que quiere es caerle bien a su hija, yo diría más que a su hija, a él mismo. Por eso es que ha realizado este viaje, todo lo que le ocurre son experiencias para ese autoconocimiento que necesita tanto y para aprender a amarse a sí mismo. Solo así va poder amar, sinceramente, a su prójimo.
En “Días de Pesca” no sabemos mucho del pasado de Marco, solo jugamos con un dato que lo remarca la película: es un ex–alcohólico. Podemos asumir que es a causa de este vicio que su soledad actual lo atormenta y además parece buscar pedir perdón al mundo por haber sido como fue (eso podría explicar el motivo por el que va a visitar a una hija a la que no ve en años). Por otro lado el hecho de querer pescar tiburones no se produce en la cabeza de un tipo común y silvestre todos los días, a eso sumarle su curiosidad por las personas (la escena con los mochileros colombianos es genial, ellos le hablan de si conoce Perú, Machu Picchu y él responde que nada, le preguntan por su edad y él responde que cincuenta y dos, los colombianos lo miran como si él no hubiera disfrutado realmente el viaje que significa la vida).
Más allá de estemos donde estemos, cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo, dar lo mejor de uno. Ese debería ser el norte de Marco.
La actuación de Alejandro Awada es genial, copa la película con su talento para expresar tanto en ese lugar tan hermoso de cielo azul y vientos fuertes como es Puerto Deseado en la Patagonia Argentina. El mensaje final de la película es que hay que tener esperanza, nos puede ocurrir de todo, pero eso no significa que de pronto cambiemos radicalmente para mal, más bien todo lo contrario, mantener en alto nuestros valores supremos y salir adelante con más fuerza nuevamente.
charo dice
Me parece super interesante y me gustaría verla.Saludos