El Ángel Azul (Der Blaue Engel)

(Dirigida por Josef Von Sternberg – Alemania 1930)

Gallina que come huevos, aunque le quemen el pico.

En un pueblo chico, de mujeres trabajadoras, existen también hombres responsables de sus quehaceres, tal es el caso del profesor Immanuel Rath (Emil Jannings). Su especialidad: la literatura. Su sello personal: el carácter firme, apasionado por el orden, las ganas de que sus alumnos respeten los valores y las buenas costumbres. Es un tipo serio, bien parado, nada encorvado, de un aire medio pedante, pero al mismo tiempo es obeso y solitario (no se le conocen aventuras con mujeres, por lo que es visto como un solterón y reprimido sexual).

En la Escuela para varones enseña literatura a un grupo de muchachillos nada mojigatos (todos son unos diablillos, inclusive el que tiene la pinta y apariencia de santurrón). En una de las clases que el profesor Immanuel habla sobre el verbo “ser” descubre que los alumnos tienen fotografías de una mujer que muestra sus piernas provocativamente, hay una firma en esas postales que dice Lola Lola.

De inmediato, esa misma noche, va al Cabaret El Ángel Azul donde trabaja como cantante aquella mujer Lola Lola (Marlene Dietrich). Su pretensión es recriminar a esa mujer por la distribución de ese material erótico que corrompe la mente de sus “sanos muchachos”.  De paso, también ambiciona atrapar a los alumnos pillos que frecuentan dicho local.

Ni bien llega, todas sus aspiraciones se van al agua. El profesor Immanuel queda flechado con la belleza de Lola Lola, su voz que envuelve, sus muslos carnosos y apetecibles, sus piernas torneadas, su mirada coqueta. Lola Lola destaca nítidamente en El Ángel Azul, lleno de coristas gordas, un mago engañapersonas y un payaso triste. Immanuel se ha enamorado a primera vista de aquella mujer, se nota que le falta lidiar con varias mujeres, lo de él es inexperiencia con el sexo opuesto. Ahora ¿Qué ocurrirá con su monótona vida de solterón?

Una obra maestra la adaptación de la novela “Professor Unrat” del escritor alemán Heinrich Mann.  El Ángel Azul no solamente es la primera película del cine sonoro de Alemania, también es la que catapultó a la fama a la Dietrich. Y es que la Dietrich no solamente seduce al profesor, nos enamora a los espectadores. Él la quiere hacer su esposa, su amante, su hembra,  su todo. Nosotros, por momentos, también queremos una mujer así como ella. Y es que nos ha hechizado, no pensamos, nuestros instintos parecen haberse apoderado de nosotros, que es lo que finalmente le ocurre al profesor hasta el punto de llegar a una especie de locura y obsesión por dicha mujer. Terminar convertido en un payaso, en un ser ridículo ante los ojos de todos, siento insultado y maltratado por un entorno que no tiene el menor problema para pisarlo y destruirlo.

Decía el director de la película, Josef Von Sternberg, que él intentaba hacerle tomar conciencia al público de que los errores que veían en la pantalla eran sus propios errores, con el fin de que se dieran cuenta de lo importante que es intentar distinguir entre una aproximación a través de la comprensión y una aproximación emotiva.  El cine, como lo percibía Von Sternberg, era un facilitador para hacer pensar que lo que vemos al frente es un reflejo de la vida, entonces analicemos y saquemos conclusiones de cara a tomar mejor decisiones futuras. Llevémonos algo, que el acto de ver cine no sea sólo ver una película y pasar un rato de distracción, sino que a la vez reflexionemos sobre lo visto.

Cabe destacar que la actuación de Dietrich y Jannings es excelente, suma mucho la experiencia de ambos en el cine mudo, sobre todo en la expresividad y gestos frente a cámaras.