Me encontraba en la última Feria Internacional del Libro de Lima, era sábado y hacía el típico frío húmedo de Lima. Habían conversatorios interesantes de los escritores colombianos que habían asistido, así que como parte del público escuchaba atentamente lo que manifestaban. En esas circunstancias le tocó el turno a la escritora Margarita García Robayo. Me puse a observarla a ella más que a sus palabras, encontraba una distancia entre ella y lo que hablaba, su mirada parecía perderse en un horizonte sin fin. Qué extraño, me dije. A continuación me interese por lo que decía. Manifestaba que le interesaba escribir sobre el interior de los personajes, eso que sienten, piensan. Interesante. Terminada la charla fui al Pabellón de Colombia para comprar algún libro de ella, eran 3, no los compré de golpe, me decidí por la novela corta “Hasta que pase un huracán”.
Justo vino ella al Pabellón y le dije para que me lo firmara. Escribió “Para David, con mi deseo de que lo disfrute. MGR. (El dibujo de una flor), Lima 2016”. Fui un tanto tímido al acercarme a ella, me suele pasar a veces, le indiqué que en la contratapa mencionaban que la novela trataba de una joven que buscaba hacerse azafata y que un gringo la embarazara para poder marcharse de su país. La García Robayo sonrió y me dijo que eso suena marketero y obvio era idea de la editorial. Debía ser cierto porque eso me inclinó a comprar el libro. Me despedí sin darle la mano, fue algo así raro, pero bueno por la noche al llegar a casa comencé a leer la novela.
Hasta que pase un huracán
“Lo bueno y lo malo de vivir frente al mar es exactamente lo mismo: que el mundo se acaba en el horizonte, o sea que el mundo nunca se acaba”. Así empieza la novela de una chiquilla que se encuentra harta de la mediocridad en que vive, ella es ambiciosa, va por más, no puede contentarse con aquello que la rodea. No es como Gustavo, aquel tipo que vive frente al mar y relata numerosas historias acerca de su vida. Tampoco es como Toño que vive enamorado del amor (o de hacer el amor). Ni el Johnny, que vivía a expensas de su mujer. Sin embargo en cada uno de estos hombres hay algo que ella desea: la libertad y el amor, esas dos cosas que son realmente lo que ella busca pero que no parece darse cuenta.
Terminada la lectura de la novela, me dije: Voy a comprar más libros de la García Robayo. Volví el fin de semana siguiente a la Feria, escuché al vendedor decir que ella ya se había marchado y cosas así. Esta vez me traje “Cosas Peores” y “Lo que no aprendí”.
Lo que no aprendí
“Lo importante no es saber cosas porque sí, sino elegir qué quieres hacer con lo que sabes”. Es una frase dicha por el padre de Catalina, personaje central de la novela. ¿De qué trata? Es acerca de una familia, la de Catalina, que tiene grandes aspiraciones las cuales nunca llegan a buen puerto. Tal vez es ella, la más soñadora e ingenua, la que conforme pase la novela sea la que más concrete las ¿metas? que nunca se trazo.
Esta novela me gusta porque me compenetro mucho con lo que vive el personaje, es el año 91 y yo tenía una edad similar a la de Catalina. Ella vivía en Colombia y yo en Perú. Ambos veíamos “Los Magníficos” en la televisión y comíamos los mismos dulces que adquiríamos en las tiendas. Los mejores momentos de la novela son cuando Catalina hace sus reflexiones acerca de su padre, son imperdibles.
Cosas peores
“… las personas insignificantes tardan más en decepcionarse porque tienen la vocación de la espera. Se pasan buena parte de su vida mediocre con la esperanza de que en cualquier momento algo maravilloso les va a pasar, algo que les cambiará la vida. Pero al final también se decepcionan”.
Cosas peores es un libro de cuentos que en su momento ganó el Premio Literario Casa de las Américas 2014. Lo comencé a leer al irme de viaje a los baños termales de Churín. Ahí en la carretera se me hace más dinámico y excitante leer novelas o cuentos, la García Robayo me pareció una buena idea para esos días en la sierra nor-este limeña. Los primeros cuentos (incluido el que da título a la novela) me entretuvieron hasta llegar a Churín. Luego dejé el libro en una mesita del hotel y disfruté de la sierra. A mi regreso a Lima, siendo las 10 de la mañana, tomé el libro nuevamente para disfrutar los últimos 5 cuentos. Mi conclusión es que me dejaron más satisfecho que los primeros. Y otra cosa, el cuento que lleva por título “Lo que nunca fuimos” (y del cual puse ahorita un extracto al iniciar este apartado) fue el que más me fascinó. Este cuento narra la historia de ¿amor? entre dos jóvenes, Salvador y Eilín. Él, un tipo más interesado en el sexo que otra cosa. Ella, una mujer con una filosofía ¿propia? acerca de la vida. Estas dos almas cruzan sus caminos y viven una ¿pasión? con un final que particularmente me encantó.
Eso es todo, hasta el próximo libro que lea de la García Robayo.
Información del Autor: David Elías Cotos Espinoza (Lima, 1978). Estudió Economía en la UNALM. Ha formado parte de dos Antologías de cuentos en Argentina, una publicada el 2006 en Lanús y otra el 2015 en Buenos Aires. En Perú publicó un libro de cuentos titulado «Una mujer sin historia» bajo el sello de Editorial Casatomada. Desde el 2007 escribe una serie de blogs sobre cine, entre los que destaca “Cine para usar el Cerebro”, con el cual el 2012 gana en España el Premio Internacional a Mejor Blog de Cine y Televisión organizado por el Diario 20 minutos. Recibe también la Marca Perú (licencia de uso) por el Proyecto Observando Cine. Ha publicado siete libros en Amazon, convirtiéndose “El amor es como un pan con mantequilla” el de mayor suceso (Best Seller Abril 2013).
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