(Dirigida por George Lucas – USA 2005)
La galaxia se encuentra en guerra, la república versus los separatistas. Es en esas circunstancias que Anakin Skywalker (Hayden Christensen) y su maestro Obi-Wan Kenobi (Ewan McGregor) rescatan al canciller Palpatin (Ian McDiarmid), este hecho es aprovechado por este último para sembrar ideas en el joven Skywalker de que es un ser superior entre los jedis, lo manipula a más no poder, es más le habla del lado oscuro de la fuerza y las ventajas que representa ser ahí poderoso. El miedo, la confusión, las ganas de no perder a su amada Padmé (Natalie Portman) convierten al muchacho en el temible y sanguinario Darth Vader. Un hombre que quiere el poder absoluto en un imperio suyo y solo suyo.
El episodio III de Star Wars no se encuentra entre los que más me gustan de la saga a excepción de la última media hora de metraje. Christensen, McGregor y McDiarmid ofrecen ahí sus mejores momentos. Por lo demás, hay muchos efectos especiales en largas escenas de guerra que no aportan mucho a la trama, no se sienten las emociones de otros episodios de la saga, uno quiere sentir y mucho al ver un filme de esta grandiosa saga Star Wars.
Deja una respuesta