El Padrino (The Godfather)

(Dirigida por Francis Ford Coppola – USA 1972)

(Basada en el Libro de Mario Puzo)

Pantalla a negro, una voz comienza a hablar sobre su fe en América mientras el título aparece con letras blancas… aparece el dueño de la voz, cuenta como su hija se enamoró de un americano, como este, en compañía de otro canalla la agredieron y golpearon hasta dejarla desfigurada, la policía los ha dejado libres y ofrece lo que sea a cambio de su muerte, a cambio de justicia. La cámara ahora nos muestra a Marlon Brando enfundado en la piel de Vito Corleone acariciando un gato (la leyenda cuenta que el felino era un callejero con el que Brando comenzó a jugar en el set). Es la viva imagen del poder y el refinamiento, molesto ante la oferta de dinero exige respeto, exige que le llamen Padrino. Afuera se desarrolla la boda de la hija de Don Corleone contrastando en un estallido de luz y color con la oscuridad del despacho en el que tiene lugar la entrevista. En solo unos minutos Coppola nos ha presentado en ese claro oscuro los grandes temas de su obra: el Crimen y la Familia, los dos motores que mueven a su personaje principal, su forma de vida y su razón de vivir.

Michael Corleone (Al Pacino) hace su aparición en la boda, vistiendo su traje militar de gala que le recuerda al mundo lo diferente que es de su entorno… héroe de guerra, orgullo de Don Corleone que se niega a tomar la foto de familia sin él. Le cuenta a su novia Kay (Diane Keaton) una historia que muestra el poder de la mafia pero desmarcándose le dice: “Es mi familia, no soy yo.” Él aún no lo sabe, pero todo está a punto de cambiar y Michael habrá de emprender un viaje sin retorno que lo llevará a una profunda transformación y a volverse la cabeza de la organización criminal de su padre.

Listada frecuentemente como una de las mejores películas de todos los tiempos, El Padrino pareciera haber envejecido de maravilla. En el año 2012 se cumplieron 40 años de su estreno y su relevancia en la historia del cine es incuestionable. El estatus de Obra Maestra no le queda grande. Pese a su duración de casi tres horas no hay en la cinta una escena que sobre, que no haga avanzar la historia, que no aporte a la narrativa. El diseño de producción es también notable y sumerge a la audiencia en un mundo terrible y elegante a la vez. Y ni que decir de uno de los mejores casting en la historia del cine empezando por los ya mencionados Brando y Pacino pero destacándose Robert Duvall como Tom Hagen, el consigliere y la parte más racional de “la familia” mientras en el lado opuesto James Caan encarna a Sonny, el hijo mayor a quien sus arrebatos emocionales terminarán consumiendo.

Quizá sea el ensamble de todo, las frases que se quedan para siempre en la cabeza ( “Leave the gun, take the canoli.”), la lágrima de Brando en la cama del hospital o la escena en la que el Don se da cuenta finalmente que ya no está a cargo mientras platica con Michael en el patio, en mi caso me quedo con el magistral final que cierra el arco de Michael mientras un matón le besa la mano y le llama “Don Corleone”… Como sea, volver a ver El Padrino es toda una experiencia que en cada ocasión nos descubre nuevos matices, nuevas miradas, sombras o sonidos de una de las películas más redondas de la historia, una oferta pues a la que uno no puede rehusarse.

Información del Autor: Arturo Terrones Romero estudió Informática en el Instituto Tecnológico de Durango, técnico por formación pero humanista por convicción. Su blog, Acrobat, toma el nombre de una canción de U2 en la que también aparece la frase Dream out loud (Sueña en voz alta). Es un enamorado más del cine, de la música de U2 y de la poesía de Mario Benedetti.