Desde que Alexandre me abandonó la vida entraba por la ventana. Y aquella mañana los cirros alardeaban de blancura ante el azul cielo. Colgaban dispersos como plantaciones de algodón en las alturas. A ras de tierra los arces languidecían en el parque junto a los viejos olmos. Sonaba el canto entusiasmado de los pájaros que revoloteaban entre las … [Leer más...]